Los hombres y las mujeres se movían en círculo en dirección al contrario de las agujas del relog, sacudiendo los pies, aplaudiendo y de forma espontánea gritano o rezando en voz alta.
Los orígenes de los «gritos» son obscuros y se asume comúnmente que derivan de danzas africanas.
El grupo era dirigido por un cantante el cual iniciaba con un ritmo lento que adquiría poco a poco mayor velocidad hasta que los danzantes se incorporaban a la canción. Un detalle particular es que durante el baile, los participantes no cruzaban sus pies porque ello se consideraba «impío» y siempre realizaban el baile en dirección antihoraria a diferencia de los bailes sin una connotación religiosa.