En 1969, las cosas habían cambiado
radicalmente en España. De la inocencia de los días de Los Brincos y Los
Bravos poco quedaba ya, y se iniciaba una nueva etapa marcada por
Cream, Jimi Hendrix, The Doors, Traffic, Spooky Tooth, Led Zeppelin,
Steppenwolf, Blue Cheer, Grand Funk Railroad, MC5, Jethro Tull, King
Crimson, Frank Zappa & The Mothers y otros grupos que recientemente
habían surgido en el Reino Unido y en los Estados Unidos.
La atrevida melenita por debajo de la oreja había dado paso al melenón
hasta los hombros. El consumo de porros y ácidos entre músicos y el
público que acudía a los conciertos estaba a la orden del día, en un
esotérico sacramento fundamentado en las gotas alucinógenas del doctor
Albert Hoffman, un químico nazi que en 1938 sintetizó la dietilamida del
ácido lisérgico, o sea: el LSD. ¡Danke schön, herr Hoffman ...!
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